viernes, 22 de julio de 2011

HUMOR



     El mayor acontecimiento en el humor radiofónico que he percibido en las últimas temporadas ha sido el surgimiento de La competència, en RAC1. Óscar Andreu y Óscar Dalmau hacen que rebose de talento el género radiofónico (y televisivo, y teatral…) más difícil que debe existir: el humor en directo. En su segundo año de emisión, sus personajes son ahora ya imprescindibles: Jean Paul, qué grande; Mohammed Jordi, un inmigrante independentista; Justo Molinero, otro inmigrante independentista ….


     Si hay un rasgo que distingue a La competència de otros programas de su género es que los Óscar son, ahora mismo, los mejores: hacen humor y hacen gracia, lo que debe ser dificilísimo. Su genialidad no solo viene de una tangible química personal, sino de una capacidad para la invención fuera de lo normal. Ambos parecen grandísimos escritores de humor, pero también de chispa repentina, brillantísima y atrevida, no tanto de aliento largo, pero diría que tan solo por su opción de buscar la brevedad, tan al uso. Sus programas a veces parecen de zapping, porque todo es bueno y todo es rápido. Su humor está lleno de niveles de lectura: un seguidor de Los Morancos se reiría con ellos, no muchísimo, pero sí bastante, mientras que un lector de guiones de Woody Allen los degustaría aún más.


     Uno de sus días culminantes fue durante el pasado noviembre, en que retransmitieron junto al equipo de deportes de RAC1 el partido entre el FC Barcelona y el Ceuta. Fue delirante, desternillante, una carga de genio al también dificilísimo género de las retransmisiones futbolísticas. Una forma de sacar oro en el desierto.


     Un acontecimiento parecido se había producido hace muchos años, muchos, más de quince, cuando otros enormes, más que enormes, gigantes del humor en la radio catalana, Ricky Romero y el llorado Ricky Bernal retransmitieron, esa vez ellos solos, un intrascendente Espanyol-FC Barcelona de liga, todo un derby que el Espanyol ganó 5 a 2. Aquella vez lo hicieron ellos solos, sin apoyo, y recuerdo una sensación cálida y fresca a la vez, como de pena por no haber repetido la ocasión más veces, igual que de momento ha sido flor de un día la situación de los Óscar en la franja deportiva. En Ricky i en Pere lo bordaron en su día; al primero le gustaban y le gustan los deportes, al segundo más la música. Igual que al menos uno de los Óscar, se desdoblaban en otros programas, con un mérito inmenso, pues diría que empezaban a las 8h y su programa duraba, creo un mínimo de tres horas. 


     Ricky AND Bernal han sido la primera referencia del humor en la radio catalana. Hacían un programa diario, y muy temprano. Inventaron las promos en directo, nos contaban la actualidad, lo mismo con sus vidas privadas, conocíamos a su familia, sus hobbies… En particular, nos hicieron conocer que la radio es un electrodoméstico que da calor, y no por su alimentación eléctrica. Y alegría y compañía, y además nos enseñaron una cierta mirada hacia la vida y una forma sana de tomársela y de contarla.
      
     Parece que Andreu Buenafuente también los admiraba, pues de ellos surgieron muchas ideas que aplicó en su programa de radio, que es una lástima que tuviera que dejar de hacer. De hecho, es una lástima que Buenafuente tenga que dormir y no funcione enchufado a la corriente eléctrica, pues si Ricky & Bernal son la referencia, él y sus equipos han sido el cénit. Y luego Polonia, etc; y luego Clapés.


     Antes, he realizado una omisión voluntaria: Alfonso Arús. Para mí sigue siendo un fenómeno inexplicable aunque (imagino) que talentoso. Creo que su humor televisivo hizo muchísimo daño a la salud mental de una generación de personas, lo cual no es grave en sí mismo, pues muchas referencias mediáticas lo han hecho y siguen haciendo. Pero en el caso de Arús fue recalcitrante: parasitar al Barça de manera obscena, burlarse de personajes en la raya de la patología, trasladar el patiocolegismo a la pantalla (señalar lo cutre, lo feo, lo ridículo…), sin carga crítica, solo recreándose en un “mira este”... Lo peor es que encima creó escuela. De todas maneras, prefiero ser prudente, no sé si declararía mi frase anterior ante un jurado, porque sé que estoy en minoría absoluta. Hoy mismo, cuando veo el producto que Arús emite el mediodía en CityTV, sigo manifestando mi incredulidad ante el hábito que puede producirme también su tertulia neopija que cultiva un ligeramente elevado marujeo con graduado escolar. Imagino que si se pone delante de la cámara a pesonas brillantes (Joan Spin, Amela, David Broc... perdón, lo retiro; Joan Spin, Amela, ahora!) resulta inevitablemente un programa atractivo. 


     Y si el humor es el género más difícil, es normal que a veces resulte fallido, lo que no es nada indigno si no hay pretenciosidad. Últimamente, en algunos trayectos en coche de vuelta a casa se me cae alguna lágrima entre las 13h y 14h porque dos proyectos que me prometieron muchísimo hace unos años han caído hasta lo no sospechado. Los especialistas secundarios, me han hecho reír, llorar a veces, pero una vez de cada cinco. Ignoro si se escuchan demasiado a sí mismos, o si están en demasiadas guerras y eso les ha hecho perder intensidad, pero hace mucho que están en un alarmante estancamiento creativo. A diferencia de los Óscar, no van sobrados de chispa en directo, y por ello necesitan como el comer mejores guiones; es solo entonces cuando pueden desplegarse con éxito. En el caso de La segona hora, de RAC1... Mejor no escribo nada, pues me enseñaron de pequeño a no hablar mal de quien no esté presente; y La segona hora no lo está, desde luego, con una excepción inmensa, tal vez el otro gran hallazgo de la creación humorística radiofónica reciente: Víctor Ollé, el técnico de sonido-montador-creador de contenidos-factótum. Sus montajes de fragmentos han sido un elemento distintivo de los programas que han tenido la suerte de contar con él. Ignoro cómo hace su magia, cómo escoge, cómo monta; si duerme o si come, pero es una pena que no tenga programa propio porque sí que tiene una manera única de hacer sus cosas; desde Minoria absoluta nos ha ganado a muchos. A diferencia de otros humoristas citados anteriormente, como Ricky & Bernal, hoy todo queda grabado, y eso le beneficia, porque alguien podrá aprender de él y ser su émulo, cosa que aún no sucede más que en televisión (APM, etc), y a bastante distancia.   
            
     Disculpas por el tono si ha resultado demasiado explícito en algún momento, escrúpulo este que no deberían seguir los programas de humor citados, que sí me parecen demasiado blancos en todos los casos. Pero esa es ya otra cuestión.-